miércoles, 12 de agosto de 2009

Capitulo 1: La fiesta

Salí a cazar solo, estuve pensando en hoy, un día bastante especial, aunque la verdad a ella no le parecía especial, ya que no le gustaba ser mayor que yo, seguía empeñada en que quería que la convirtiera, pero no podía ser tan egoísta como para quitarle su preciada vida, no podía hacerlo, aparte de que la pudiera matar que eso ya me horrorizaba, el verla pálida, sin vida… convertirla en un monstruo, no, yo no quería hacer eso, menos mal que ella últimamente no sacaba el tema, porque sabia que me enfadaba. Alice apareció interrumpiendo mis pensamientos.
-Edward-me llamo- ¡venga vámonos!- mire el sol, y la verdad es que ya era hora de marcharme, el tiempo había pasado volando.
-Esta bien, ya voy- le conteste un poco burlón, la verdad es que Alice estaba bastante ilusionada con el cumpleaños de Bella, había estado una semana entera preparándolo todo, la verdad es que Alice quería mucho a Bella, y Bella a Alice.
Ya habíamos llegado al instituto, Alice y yo nos quedamos apoyados en el Volvo, después de 3 minutos escuché la vieja camioneta, con su ruidoso motor, pero a pesar de eso, a Bella le encantaba la camioneta.
Bajo de la camioneta, puso cara de pocos amigos al ver a Alice con los ojos como platos, digamos que Alice es muy expresiva. Se acercó lentamente y Alice salto hacia delante para encontrarse con ella.
-¡Feliz cumpleaños Bella!-le dijo con entusiasmo.
-¡Shhh! -bisbiseó mientras miraba alrededor del aparcamiento para cerciorarse de que nadie la había oído. Pero claro, Alice la ignoró.
-¿Cuándo quieres abrir tu regalo? ¿Ahora o luego? le preguntó entusiasmada mientras caminaban hacia mi, haveces no podía creer lo cabezota que era Alice.
-No quiero regalos- protestó con un hilo de voz.
Finalmente Alice se dio cuenta del estado de ánimo de Bella, y yo también
-Vale..., tal vez luego. ¿Te ha gustado el álbum de fotografías que te ha enviado tu madre? ¿Y la cámara de Charlie?- le preguntó Alice, ella lo sabia todo, como siempre.
—Sí, son maravillosos.- le respondió.
—A mí me parece una idea estupenda. Sólo te haces mayor de edad una vez en la vida, así que lo mejor es documentar bien la experiencia.- le dijo Alice.
—¿Cuántas veces te has hecho tú mayor de edad?- le respondió un poco enfadada.
—Eso es distinto. Objetó Alice.
Entonces llegaron a donde yo estaba, le tendí la mano. Me la dio con ganas, se quedó mirando mis ojos y yo también hice lo mismo, eran tan bonitos, tan tiernos, tan bellos, del color del chocolate.
Sonreí al escuchar algo que me encantaba, el tartamudeo de su corazón. Levanté la mano libre y recorrí el contorno de sus labios con uno de mis dedos mientras le empecé a hablar.
-Así que, tal y como me impusiste en su momento, no me permites que te felicite por tu cumpleaños, ¿correcto?- le pregunte aun sabiéndolo.
-Sí, correcto-respondió, me pregunté en que estaría pensando.
-Sólo me estaba asegurando, Podrías haber cambiado de idea. La mayoría de la gente disfruta con cosas como los cumpleaños y los regalos.- le sugerí
Alice rompió a reír y su risa se alzó como un sonido plateado, similar al repique del viento.
-Pues claro que lo disfruta. Se supone que hoy todo el mundo se va a portar bien contigo y te dejará hacer lo que quieras, Bella. ¿Qué podría ocurrir de malo? -lanzó la frase como una pregunta retórica.
-Pues hacerme mayor-contestó apenada.
Mi sonrisa se tensó hasta el punto de no ser una sonrisa.
-Tener dieciocho años no es ser muy mayor -dijo Alice-. Tenía entendido que, por lo general, las mujeres no se sentían mal por cumplir años hasta llegar a los veintinueve.
-Es ser mayor que Edward –masculló.
Suspiré…
-Técnicamente -dijo Alice sin perder su tono desenfadado-, ya que sólo lo adelantas en un año de nada.
Al ver que Bella no decía nada, Alice cambió de tema.
-¿A qué hora vendrás a casa? -continuó Alice, vi la cara de Bella y a juzgar por su expresión esa era la pregunta que había estado evitando a toda costa.
-No sabía que tuviera que ir allí.
-¡Oh, por favor, Bella, no te pongas difícil! -se quejó Alice- . No nos irás a arruinar toda la diversión poniendo esa cara, ¿verdad?

-Creía que mi cumpleaños era para tener lo que yo deseara.- le respondió.
Al ver que la cosa no daba resultado con Alice, me interpuse, yo quería que Bella disfrutase de todas las cosas humanas posibles, y un cumpleaños es importante para un humano, además no quería que Bella se privase de cosas como estas, tampoco podría ser tan malo.
-La llevaré desde casa de Charlie justo después de que terminemos las clases-le dije a Alice, ignorando a Bella.
-Tengo que trabajar -protestó.
-En realidad, no -repuso Alice con aire de suficiencia-, ya he hablado con la señora Newton sobre eso. Te cambiará el turno en la tienda. Me dijo que te deseara un feliz cumpleaños.
-Pero... pero es que no puedo dejarlo –tartamudeó mientras buscaba desesperadamente una excusa-. Lo cierto es que, bueno, todavía no he visto Romeo y Julieta para la clase de Literatura.
Alice resopló con impaciencia.
-Te sabes Romeo y Julieta de memoria.
-Pero el señor Berty dice que necesitamos verlo representado para ser capaces de apreciarlo en su integridad, ya que ésa era la forma en que Shakespeare quiso que se hiciera.
Puse los ojos en blanco.
-Pero si ya has visto la película -le acusó Alice.
-No en la versión de los sesenta. El señor Berty aseguró que era la mejor.
Finalmente, Alice perdió su sonrisa satisfecha y le miró fijamente.
-Mira, puedes ponértelo difícil o fácil, tú verás, pero de un modo u otro...
Tuve que interrumpir la amenaza.
-Tranquilízate, Alice. Si Bella quiere ver una película, que la vea. Es su cumpleaños.
-Así es –añadió.
-La llevaré sobre las siete —continué—. Os dará más tiempo para organizado todo.
La risa de Alice resonó de nuevo.
-Eso suena bien. ¡Te veré esta noche, Bella! Verás como te lo pasas bien -esbozó una gran sonrisa; luego le pellizcó una mejilla y salió disparada hacia su clase antes de que Bella pudiera contestarle.
-Edward, por favor... -comenzó a suplicarme, pero puse uno de mis dedos en sus cálidos labios.
-Ya lo discutiremos luego. Vamos a llegar tarde a clase.- le repuse.

Nadie nos miró cuando entramos a clase, ahora ya no, llevábamos demasiado tiempo para que hablaran de nosotros, cosa que me daba igual que hicieran, nos sentamos donde siempre, en ultima fila. Mike ya ni se inmutaba a hablar a Bella, mejor. Finalmente acabaron las clases.
Acompañe a Bella a su furgoneta, mandé a Alice que se llevara mi coche, para que mi Bella no se escabullera de la fiesta de cumpleaños que le esperaba. Llegamos a la furgoneta y le abrí la puerta de copiloto, algo que no le agradó mucho. Cruzó los brazos y se quedó quieta bajo la lluvia.
-¿Es mi cumpleaños y ni siquiera puedo conducir?
-Me comporto como si no fuera tu cumpleaños, tal y como tú querías.- le recordé.
-Pues si no es mi cumpleaños, no tengo que ir a tu casa esta noche...
-Muy bien -cerré la puerta del copiloto y pasé por su lado para abrir la puerta del conductor-. Feliz cumpleaños.
-Calla -masculló con poco entusiasmo. Entró por la puerta abierta. Me encantaba cuando se ponía así, era increíble que la tuviera, nunca pensé que podría tener a alguien a quién podría amar de la manera en que le amaba a ella.
Mientras Bella conducía, empecé a tocar la radio, que la verdad estaba bastante vieja, quise darle una pista de un regalo pero no se si se percataría, por que la verdad no se si sonaba como una pista.
-Tu radio se oye fatal.- le dije mirándola de reojo.
Puso cara de pocos amigos. No le gustaba para nada que se metieran con su “coche”, jeje.
-¿Quieres un estéreo que funcione bien? Pues conduce tu propio coche - estaba bastante enojada y se le notaba, pero cuando se ponía así, me hacia mucha gracia, tuve que apretar los labios para que no se me escapara una sonrisa.
Cuando aparco delante de la casa de Charlie, quería hacerle olvidar todas sus preocupaciones de la manera que se me daba mejor, queriéndole, me volví hacia ella y tomé su rostro con mis manos,
empecé a acariciarle delicadamente, con las yemas de mis dedos, trazando una línea por los pómulos hasta llegar a la parte de la mandíbula, la acaricié como si fuera una muñeca de porcelana, tan bella y frágil.
-Deberías estar de un humor estupendo, hoy más que nunca –susurré dulcemente.
-¿Y si no quiero estar de buen humor? -preguntó con la respiración entrecortada.
Mis ojos debieron de arder con pasión.
-Pues muy mal.
Me incline hacia ella, y apreté mis labios contra los suyos. Mi boca se detuvo sobre la suya, cálida y suave, hasta que deslizó sus brazos entorno a mi cuello y se lanzó a besarme con entusiasmo, eso ya sobrepasaba los limites, sonreí mientras me besaba, y me alce cuidadosamente para deshacer el abrazo, a veces parecía olvidarse del peligro que corría al besarme, con mis dientes afilados y ponzoñosos.
-Pórtate bien, por favor -suspiré contra si mejilla. Presioné mis labios contra los suyos una vez más y me aparté definitivamente de ella. El pulso me atronaba los oídos.
El pulso de su corazón latía enloquecido después de cada beso que nos dábamos, algo que me encantaba.
-¿Crees que esto mejorará algún día? –preguntó aunque no se si a mi o así misma-. ¿Alguna vez conseguiré que el corazón deje de intentar saltar fuera de mi pecho cuando me tocas?
-La verdad, espero que no -respondí, un poco triste, solo el pensar que su corazón dejara de latir, me horrorizaba.
Puso los ojos en blanco.
-Anda, vamos a ver cómo los Capuletos y los Montescos se destrozan unos a otros, ¿vale?
-Tus deseos son órdenes para mí.- le respondí.
Me acomodé por decirlo de alguna manera en el sofá del salón, mientras Bella ponía la cinta, pasando rápido los créditos del principio. Cuando se sentó le envolví la cintura con mis brazos y la recline contra mi pecho, cogí la manta que se encontraba, doblada, en el respaldo del sofá, y envolví a Bella con la intención de que no se congelara al estar en contacto con mi cuerpo.

-¿Sabes?, Romeo no me cae nada bien -comenté cuando empezó la película.
-¿Y qué le pasa a Romeo? -me preguntó, un poco molesta. Ya que era uno de sus personajes favoritos de literatura.
-Bien, en primer lugar, está enamorado de esa Rosalinda, ¿no te parece que es un poco voluble? Y luego, unos pocos minutos después de su boda, mata al primo de Julieta. No es precisamente un rasgo de brillantez. Acumula un error tras otro. ¿Habría alguna otra manera más completa de destruir su felicidad?
Suspiró
-¿Quieres que la vea yo sola?- me preguntó una cosa bastante absurda.
-No, de todos modos, yo estaré mirándote a ti la mayor parte del rato -mis dedos se deslizaron por su piel, cálida y tierna, trazando formas, poniéndole la carne de gallina-. ¿Te vas a poner a llorar?- le pregunte con ternura.
-Probablemente –admitió-. Si estás pendiente de mí todo el rato.
-Entonces no te distraeré – le objeté, luego empecé a rozar mis labios sobre su pelo, con ese aroma de fresas, un aroma que le hacia mas apetecible.
La película captó el interés de Bella a ratos, per para que me hiciera caso, le susurraba los versos mas hermosos que narraba romeo.
-He de admitir que le tengo una especie de envidia –le dije mientras le secaba las lagrimas.
-Ella es muy guapa.
Hice un sonido de disgusto. Ya que Bella era mucho más hermosa que aquella actriz y además como podía pensar que me interesase por aquella actriz.
-No le envidio la chica, sino la facilidad para suicidarse -aclaré con tono de burla-. ¡Para vosotros, los humanos, es tan sencillo! Todo lo que tenéis que hacer es tragaros un pequeño vial de extractos de plantas...
-¿Qué? -inquiró con un grito ahogado.
-Es algo que tuve que plantearme una vez, y sé por la experiencia de Carlisle que no es nada sencillo. Ni siquiera estoy seguro de cuántas maneras de matarse probó Carlisle al principio, cuando se dio cuenta de en qué se había convertido... –mi voz se volvió seria, pero enseguida la aligeré-. Y no cabe duda de que sigue con una salud excelente.
Se retorció para poder leer mi expresión.
-¿De qué estás hablando? -quiso saber-. ¿Qué quieres decir con eso de que tuviste que planteártelo una vez?
-La primavera pasada, cuando tú casi... casi te mataron... —hice una pausa para inspirar profundamente, luchando por volver al tono socarrón de antes, la pensar en que casi pierde la vida por mi culpa hacia que sintiera un dolor horrible en mi pecho-. Claro que estaba concentrado en encontrarte con vida, pero una parte de mi mente estaba elaborando un plan de emergencia por si las cosas no salían bien. Y como te decía, no es tan fácil para mí como para un humano.
Me estaba costando un poco explicarle, que si ella hubiera muerto, cosa que no quiero que pase por nada del mundo, me hubiera suicidado de una manera muy diferente a la de los humanos.
.
-¿Un plan de emergencia? -repitió.
-Bueno, no estaba dispuesto a vivir sin ti -puse los ojos en blanco como si eso resultara algo evidente hasta para un niño-. Aunque no estaba seguro sobre cómo hacerlo. Tenía claro que ni Emmett ni Jasper me ayudarían..., así que pensé que lo mejor sería marcharme a Italia y hacer algo que molestara a los Vulturis.
De pronto note como se estaba poniendo un poco furiosa.
-¿Qué es un Vulturis? -inquirió.
-Son una familia -contesté con la mirada ausente-, una familia muy antigua y muy poderosa de nuestra clase. Es lo más cercano que hay en nuestro mundo a la realeza, supongo. Carlisle vivió con ellos algún tiempo durante sus primeros años, en Italia, antes de venir a América. ¿No recuerdas la historia?
-Claro que me acuerdo.
-De cualquier modo, lo mejor es no irritar a los Vulturis –continué-. No a menos que desees morir, o lo que sea que nosotros hagamos – mi voz sonaba tranquila.
Al oír esto Bella se horrorizó, me cogió y me abrazó, algo que no me esperé.
-¡Nunca, nunca vuelvas a pensar en eso otra vez! ¡No importa lo que me ocurra, no te permito que te hagas daño a ti mismo!- estaba apunto de llorar, no me gustaba hacerle daño de esa manera pero era la verdad.
-No te volveré a poner en peligro jamás, así que eso es un punto indiscutible.- le aseguré.
-¡Ponerme en peligro! ¿Pero no estábamos de acuerdo en que toda la mala suerte es cosa mía? – se estaba enfadando cada vez más—. ¿Cómo te atreves a pensar en esas cosas
-¿Qué harías tú si las cosas sucedieran a la inversa? —pregunte´-
-No es lo mismo.- que absurdo.
No entendí la diferencia y me reí entre dientes.
-¿Y qué pasa si te ocurre algo?- me preguntó algo pálida—. ¿Querrías que me suicidara?
Cuando dijo la última pregunta, un dolor paso por mi pecho pétreo, aunque vi mejor el sentido de sus palabras.
-Creo que veo un poco por dónde vas... sólo un poco –admití-. Pero ¿qué haría sin ti?
-Cualquier cosa de las que hicieras antes de que yo apareciera para complicarte la vida.
Suspiré, eso era imposible.
-Tal como lo dices, suena fácil.- dije como si lo fuera.
-Seguro que lo es. No soy tan interesante, la verdad- la verdad es que Bella cada día decía cosas más absurdas.
Estuve apunto de discutirlo, pero lo deje pasar.
-Eso es discutible -le recordé.
Charlie estaba a menos de 3 metros de la casa, y en la forma en que estábamos abrazados no era la adecuada, la cogí y la senté a mi lado de una forma en que no nos tocáramos.
-¿Charlie? -acertó.
Le sonreí, entró en la casa y Bella, me cogió de la mano, yo le aferre fuerte.
Charlie entró con una caja de pizza en las manos.
-Hola, chicos, supuse que querrías tomarte un respiro de cocinar y fregar platos el día de tu cumpleaños. ¿Hay hambre?
-Está bien. Gracias, papá.- le respondió Bella.
Charlie no hizo ningún comentario sobre mi falta de apetito, la verdad es que Charlie estaba acostumbrado a que no cenara con ellos.
-¿Le importaría si me llevo a Bella esta tarde? – pregunté a Charlie cuando acabó de cenar.
Bella miró a su padre, se podría decir con un tono esperanzado, pero lo que no sabia ella es que eso a su padre le parecía perfecto.
-Eso es estupendo, los Mariner juegan con los Fox esta noche -explicó Charlie, y Bella se decepcionó un poco, había que admitir lo pillina que era.-, así que seguramente seré una mala compañía... Toma —sacó la cámara que le había regalado la madre de Bella.
Charlie le paso la cámara a Bella, pero a ella se le escapo de entre los dedos, la cogí un ágil movimiento
-Buena parada -remarcó Charlie—. Si han organizado algo divertido esta noche en casa de los Cullen, Bella, toma algunas fotos. Ya sabes cómo es tu madre, estará esperando verlas casi al mismo tiempo que las vayas haciendo.
-Buena idea, Charlie –dije mientras le devolvía la cámara a Bella.
Bella volvió la cama hacia mi y me hizo una foto.
-Va bien.
-Estupendo. Oye, saluda a Alice de mi parte. Lleva tiempo sin pasarse por aquí- Charlie durante la ultima primavera había cogido mucho cariño a Alice, ya que ella había pasado frecuentemente para ayudar a Belle en sus necesidades, ya que en aquel momento su pierna estaba cubierta de yeso.
-Sólo han pasado tres días, papá -le recordó.-Se lo diré.
-Que os divirtáis esta noche, chicos –Charlie se despidió y se fue de camino a el salón para ver el televisor.
No hice otra cosa que sonreír triunfante, otra vez había ganado yo.
Cuando fuimos a su coche le abrí la puerta del copiloto, no creo que me discutiera nada ya que le resultaría bastante difícil encontrara mi casa en medio de la oscuridad.
Conducir la furgoneta de Bella me era algo agobiante, ya que no pasaba de los ochenta kilómetros por hora, intenté acelerar pero no daba mas este viejo trasto, Bella se percato de mi humor.
-Tómatelo con calma -me advirtió.
-¿Sabes qué te gustaría un montón? Un precioso y pequeño Audi Coupé. Apenas hace ruido y tiene mucha potencia...- le comenté para ver que era lo que decía, la verdad que un coche nuevo seria un buen regalo, pero de aquí a que ella lo aceptara, eso seria otra cosa.
-No hay nada en mi coche que me desagrade. Y hablando de caprichos caros, si supieras lo que te conviene, no te gastarías nada en regalos de cumpleaños.
-Ni un centavo -dije con aspecto recatado, la verdad no entendía porque no me dejaba que le hiciera regalos.
-Muy bien.
-¿Puedes hacerme un favor?- le pedí.
-Depende de lo que sea.
Suspiré y entonces me puse serio.
-Bella, el último cumpleaños real que tuvimos nosotros fue el de Emmett en 1935. Déjanos disfrutar un poco y no te pongas demasiado difícil esta noche. Todos están muy emocionados.- había una cosa que no se esperaba.
-Vale, me comportaré.
-Probablemente debería avisarte de que...- me interrumpió.
-Bien, hazlo.
-Cuando digo que todos están emocionados... me refiero a todos ellos.- le dije para que fuera tomando la idea.
-¿Todos? -se sofocó- Pensé que Emmett y Rosalie estaban en África.
Alice se aseguro de que todos asistieran al cumpleaños de Bella, y Emmett al enterarse se puso bastante contento aunque no se podía decir lo mismo de Rosalie, pero estaba seguro de que Rose no me iba a defraudar, pero eso no significaba que se comportara del mismo modo con el que se comportaba con Bella.
-Emmett quería estar aquí.- le informé.
-Pero... ¿y Rosalie?- se asusto un poco e intente tranquilizarla.
-Ya lo sé, Bella. No te preocupes, ella se comportará lo mejor posible.- le dije con voz convincente.
No me contestó y decidí cambiar de tema.
-Así que, si no me dejas regalarte el Audi, ¿no hay nada que quieras por tu cumpleaños?
Sus palabras salieron en un susurro.
-Ya sabes lo que quiero.- ya empezábamos, la verdad es que hubiera preferido continuar con el tema de Rosalie antes que con esto. En lo que llevábamos de día no parábamos de discutir algo que me ponía bastante molesto, intente hacerle sacárselo de la cabeza… una vez más.

-Esta noche, no, Bella. Por favor.- le supliqué.
-Bueno, quizás Alice pueda darme lo que quiero.- al oír esto se me escapo un pequeño gruñido, la verdad es que me estaba enfadando.
-Este no va a ser tu último cumpleaños, Bella – le juré.
-¡Eso no es justo!- claro que no era justo que le quitara la vida, la verdad es que Bella no sabia lo que pedía, tuve que apretar la mandíbula para tranquilizarme.
Finalmente dejo estar el tema. Ya estábamos llegando a la casa, oí como Alice le gritaba a Emmett para que recogiera unas flores que había tirado el mismo, los dos primeros pisos estaban repletos de luz, Bella gimió. Inspiré profundamente, aunque no me hiciera falta para calmarme. Tenia que intentar que Bella también se calmara.
-Esto es una fiesta -le recordé-. Intenta ser comprensiva.
-Seguro- murmuró.
Baje del coche rápidamente y le abrí la puerta le tendí la mano para que saliera.
-Tengo una pregunta.- dijo.
Esperaba que no fuera otra de esas preguntas que me hacían enfadar, la verdad es que haveces me frustraba bastante no poder oír nada en su cabeza.

-Si revelo esta película -dijo mientras se pasaba la cámara de una mano a otra—, ¿aparecerás en las fotos?
¡Valla!, eso si que no me lo esperaba, no hice otra cosa que ponerme a reír coger la mano de Bella y sacarla del coche.
Entramos a la casa cogidos de la mano, todos nos esperaban en el salón, al entrar todos corearon “! Feliz Cumpleaños Bella!”. Noté la incomodidad de Bella a si que le solté la mano, y le pase mi brazo por la cintura y le bese en lo alto de la cabeza, era lo menos que podía hacer para tranquilizarla.
Todo seguido Esme fue a abrazar a Bella, Carlisle la tomó por los hombros y oí que le dijo:
-Siento todo esto, Bella -lee susurró -. No hemos podido contener a Alice.- eso fue algo que me hizo sonreír.
Luego fue el turno de Rosalie y Emmett, ella no sonreía pero Emmett tenía una sonrisa de oreja a oreja.
-No has cambiado en nada -soltó Emmett con un tono burlón de desaprobación-. Esperaba alguna diferencia perceptible, pero aquí estás, con la cara colorada como siempre.- le dijo a Bella.
-Muchísimas gracias, Emmett -le dijo Bella mientras se sonrojaba, otra cosa que me encantaba de ella y que no quería perder.
Él se rió.
-He de salir un minuto —hizo una pausa para guiñar teatralmente un ojo a Alice-. No hagas nada divertido en mi ausencia.
-Lo intentaré.
Alice soltó la mano de Jasper y saltó hacia Bella, con. Jasper también sonreía, algo que me gustaba, seguro que pronto superaría lo de la sangre humana, pero se mantenía a distancia. Se apoyó, contra la columna, al pie de las escaleras. Jasper era bastante fuerte al estar cerca de un humano, pero siempre me incomodaba un poco cuando sus pensamientos se iban hacia otro lado, muchas veces le he tenido que llamar la atención cuando sus pensamientos iban mas allá sobre un humano, pero en fin era mi hermano.
-Es la hora de abrir los regalos -declaró Alice. Cogió a Bella por el codo y la llevó hacia los regalos.
Se veía que Bella estaba poniendo una sonrisa un poco forzada, la verdad es que no entendía por que se tomaba a mal las fiestas, estaba claro que no le gustaba ser el centro de atención para, para los demás claro, por que para mi Bella era el sol de mi universo.
-Alice, ya sabes que te dije que no quería nada...- le replicó a Alice, algo que no servía de nada tratándose de Alice.
-Pero no te escuché —admitió—. Ábrelos.
Alice le quitó la cámara de las manos y a cambió le entrego el regalo de Jasper, Rosalie y Emmett. Un estéreo para su coche. Desenvolvió el papel y abrió la caja, se sorprendió un poco al ver que no había nada, pues Emmett había ido a ponerle el estéreo.
-Mmm... gracias- dijo algo confusa, aish mi Bella como le quería a ella y sus expresiones, jeje.
A Rosalie se le escapó una sonrisa. Jasper se rió.
-Es un estéreo para tu coche –explicó Alice-. Emmett lo está instalando ahora mismo para que no puedas devolverlo.
-Gracias, Jasper, Rosalie -les dijo mientras, me miró sonriendo, debió de recordar mis quejas sobre su radio—. Gracias, Emmett —añadió en voz más alta, aunque no hiciera falta.
Empezó a reírse fuertemente cosa que hizo hacer reír a Bella..
-Abre ahora el de Edward y el mío —dijo Alice, con una voz tan excitada que había adquirido un tono agudo. Tenía en la mano nuestro regalo. Bella se giró hacia mi y me miró con una mirada vacilante ya que le había dicho que no le había echo ningún regalo.
-Lo prometiste.- le dije recordándole que lo entendiera.
Antes de que ella pudiera contestar, Emmett apareció en la puerta., fue mi salvación para que Bella no me montara uno de sus sermones.
-¡Justo a tiempo! -alardeó y se colocó detrás de Jasper, que se había acercado más de lo habitual para poder ver mejor.
-No me he gastado un centavo-le aseguré, suspiró y se volvió hacia Alice.
-Dámelo –volvió a suspirar.
Emmett rió entre dientes con placer.
Tomó el pequeño paquete, mientras me miraba a los ojos, pero al parecer no estaba enfadada.
-¡Maldita sea! -murmuró, cuando el papel le cortó el dedo. Lo alzó para examinar el daño. Sólo salía una gota de sangre del pequeño corte.
Entonces, todo pasó muy rápido.
Jasper olió la sangre cosa que hizo, que la garganta le ardiera y quisiera saciarse con Bella, reaccionó muy rápido, lo único que pensé por segunda vez con lo que llevaba con bella fue: “¡Ella no!”.
-¡No! —rugí, en ese momento no me importaba quien había sido Jasper para mí, solo sabía que quería matar a lo que mas quería ene este mundo.
Me arrojé hacia Bella con la intención de echarla hacia atrás, calló al suelo sobre un florero cosa que hizo que se hiciera otro corte en el codo, Jasper chocó contra mí y rugió fuertemente, intentó apartarme y morderme pero lo tiré hacia atrás de un empujón para sacármelo de encima, callo dos metros atrás sobre el piano de cola, su mente estaba llena de sucios pensamientos sobre la sangre de Bella.
Al segundo siguiente, Emmett agarraba a Jasper desde detrás, sujetándolo con su abrazo, pero Jasper se debatía desesperadamente, con sus ojos de expresión vacía fijos exclusivamente en Bella, estaba enloqueciendo.
Me giré para observar a Bella que estaba aturdida, se miró el codo que estaba sangrando, me miró con cara de culpabilidad cosa que ella no tenia, la culpa había sido ¡Mía!, ¡No sé como pude permitirlo, no se como pude ser tan imbécil para que pasar esto¡, había estado de perder a Bella otra vez y eso era una cosa que no me podía permitir, solo sabia que yo ya no le merecía…

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