Cuando Bella se durmió, le di un beso en los labios y luego en la frente, luego me fui por la ventana. Estaba roto por dentro quizás lo que había pensado era demasiado precipitado, pero era por el bien de Bella, en cuanto me fuera su vida cambiaria para mejor, estaba seguro, nada mas pensarlo sentía un dolor profundo en mi corazón pétreo, un corazón donde Bella había aportado algo de vida. Finalmente llegué a mi casa. Entré en el salón, todos estaban en el salón, cuando entré se me quedaron mirando.
-¿Qué?- dije con indiferencia.
-¿Estas seguro Edward?- me preguntó Alice con tristeza.
-Si y además a Jasper le encantará.- dije con pena.
-¿De que estáis Hablando? inquirió, Carlisle.
-De que seria mejor que nos fuéramos de Forks, papá-dije mirando a otro lado, no quería que vieran mi cara de dolor al decir esto.
-Y Charlie que dirá de esto, ¿se lo has preguntado ya a Bella?- preguntó a Esme.
Alice movía la cabeza de un lado al otro poniéndose las manos en los ojos, como si fuera a llorar.
-¿Que te pasa Alice?- preguntó Jasper, con ansiedad.
-Si nos vamos, nos iremos sin Bella…- dije evitando no derrumbarme en la tristeza.
-¿Qué?, estas seguro hijo- me preguntó Carlisle.
-Si – dije mirándolos a todos.- es mejor para Bella, si nos vamos ya no estará expuesta a peligros, ya no tendrá que preocuparse por si se hace un rasguño y sangra, podrá hacer una vida normal y sobre todo su alma estará a salvo.
- Desde ese punto de vista te entiendo Edward- me dijo Carlisle.
-Alice y Jasper podrían ir con los Denali, así Jasper podría mejorar su autocontrol por los humanos.
-Respeto tu decisión- Esme tenia un nudo en la garganta no podía ni hablar.
-Cuanto antes partáis mejor- dije.
-¿Qué fácil es decirlo eh?- preguntó Rosalie con rabia.- ahora por culpa de un capricho tuyo deberemos de empezar de nuevo.
-Bella no es un capricho- le respondí con furia.
-No, solamente es una estúpida humana que se ha interpuesto en nuestras vidas para arruinarlas.- me estaba cabreando.
-¡No insultes a Bella!- le gruñí.
De pronto nos habíamos acercado y nuestras caras estaban a menos de 1 centímetro. Carlisle, nos apartó mientras que Emmett tranquilizaba a Rosalie.
-Entiéndelo Rose, imagínate que le pasa algo a Bella por nuestra culpa y nos descubren, ¿Qué pasaría?- Rosalie no contestó.
Subí a mi habitación, me senté en el sofá, mi cabeza estaba entre mis rodillas. La verdad es que no se como iba a poder despedirme de Bella. Pasaron dos horas y yo seguía en la misma postura, Alice entró en mi habitación.
-Edward-dijo con cautela- dentro de un rato nos marcharemos.
-Lo sé – dije sin deshacer mi posición.
-Pero antes de esto, quería hacerte una pregunta- la supe en cuanto la pensó y alcé la mirada para responderle.
-No- le respondí antes de que ella hablara.
-Por favor- me suplicó.
-No- volví a contestar.
-¿Por qué no me dejas despedirme de ella?- me dijo entre sollozos.
-Eso seria peor para ella emocionalmente, mejor es hacerle una despedida limpia.
-No puedo creer que vayas a hacer esto, ¿de verdad vas a renunciar a tu verdadero amor?- la pregunta me dolió.
No le respondí, no tenía fuerza para hacerlo, finalmente Alice se percato de mi estado, me dio un abrazo y salió.
Bajé para despedirme de mi familia, Esme y Alice lloraban.
-Adiós, hijo mío- dijo Esme mientras me daba un beso en la frente.- no tardes en venir con nosotros. Me fui despidiendo de ellos, fueron unas despedidas duras, pero la peor, estaba por llegar.
Amaneció y la casa estaba vacía, solo quedábamos mi coche y yo.
Me dirigí al instituto, hasta que llegó Bella. Me acerqué a su coche y le abrí la puerta.
-¿Qué tal te sientes?- le pregunté.
-Muy bien- no me lo creí.
Anduvimos en silencio; acorté su paso para acompasarlo al suyo. La mañana transcurrió muy despacio. En todo momento me comporte amablemente con Bella pero distante.
-¿Dónde está Alice? -me preguntó con nerviosismo.
No aparté la vista de la barra de cereales que desmenuzaba lentamente entre los dedos mientras le contestaba:
-Está con Jasper.
-¿Y él se encuentra bien?- encima se preocupaba por el.
-Se han marchado una temporada.- le contesté sin mirarle.
-¡¿Qué?! ¿Adonde?
Me encogí de hombros para no darle importancia.
-A ningún lado en especial.
-Y Alice también —dijo con una desesperación resignada.
-Sí, también se ha ido por un tiempo. Intentaba convencerle de que fueran a Denali.
Denali era el lugar donde vivía la otra comunidad de vampiros formada vampiros vegetarianos.
De pronto agachó la cabeza, y se estremeció.
-¿Te molesta el brazo? -le pregunté solícito.
-¿A quién le importa mi estúpido brazo? -murmuró disgustada.
A mi, no le conteste.
Pasamos el día en silencio hasta que ella rompió el silencio.
-¿Vendrás luego, por la noche? -me preguntó mientras caminábamos, en silencio, hasta su coche.
-¿Por la noche?- le pregunté.
-Tengo que trabajar. Cambié mi turno con la señora Newton para poder librar ayer.
-Ah –murmuré
-Vendrás luego, cuando esté en casa, ¿no?- de normal no me preguntaba estas cosas.
-Si quieres que vaya...
-Siempre quiero que vengas- juró.
-De acuerdo, está bien.- contesté con indiferencia.
Le besé en la frente otra vez antes de cerrar la puerta. Y me volví para dirigirme hacia mi coche.
No quise ir a casa así que fui a cazar, era el único método de no pensar en lo que iba a pasar, pasaron las horas y finalmente decidí dirigirme a casa de Bella. Cuando llegué Bella no estaba, pero llamé igualmente a la puerta, Charlie me abrió la puerta.
-Buenas chico- me dijo.
-Hola, señor Swan- le dije amablemente.
-Bella aún no ha llegado pero puedes pasar.- dijo mientras me hacia un gesto para que entrara.
-Gracias.
-Venga, ven al salón.
Nos quedamos viendo un partido de Básquet, bueno yo la verdad es que solo miraba fijamente al televisor, y le respondía a algunos comentarios, finalmente llegó Bella.
-¿Papá? ¿Edward?- preguntó Bella la entrar.
-¡Estoy aquí! -contestó Charlie a voz en grito.
-Hola-dijo débilmente.
-Hola, Bella- contestó Charlie e sin apartar los ojos de la pantalla—. Queda pizza fría. Creo que está todavía en la mesa.
-De acuerdo.
Yo intentaba mostrarme distante de Bella pero finalmente no pude, la miré y le sonreí.
-Ahora voy contigo –luego volví a fijarme en le televisor. Después de unos veinte minutos Bella volvió con su cámara de fotos. Y le tomo una foto a Charlie.
-¿Qué haces, Bella? ´-se quejó Charlie.
-Venga, vamos, ya sabes que mamá pronto estará llamando para saber si estoy usando los regalos. Tengo que ponerme a la tarea antes de herir sus sentimientos.
-Pero ¿por qué me haces fotos a mí? -refunfuñó.
-Es que eres tan guapo... , además, como has sido tú quien me ha comprado la cámara, estás obligado a servirme de tema para las fotos.
-Eh, Edward -dijo con una indiferencia admirable—. Anda, haznos una a mi padre y a mí, juntos.
Me lanzó la cámara sin mirarme a los ojos, creo que se estaba dando cuenta de la situación en que estábamos los dos.
-Tienes que sonreír, Bella –murmuré, como iba a echar de menos su sonrisa, deje de pensar en eso inmediatamente ya que no quería que Bella viera mi rostro de dolor y se asustara.
-Dejadme que os tome una, chicos -sugirió Charlie.
Me puse en pie y le lancé la cámara.
Se colocó a mi lado y la composición me pareció formal y fría. Le puse una mano desganada sobre el hombro y ella me paso el brazo por la cintura con mas firmeza.—Sonríe, Bella —me volvió a recordar Charlie.
-Ya está bien de fotos por esta noche -dijo Charlie entonces; introdujo la cámara en una hendidura que había entre los cojines y luego la tapó con ellos—. No hay que acabar hoy todo el carrete.
Quite mi brazo de los hombros de Bella y me despegué de Bella, luego me senté en le sofá, buff creo que eso fue demasiado frío, yo no era así, pero debía de hacerlo.
Bella me miró incrédula pero yo no le miré, luego ella también se sentó, cuando acabó el programa me levante.
-Será mejor que me marche a casa -dije.
Charlie no apartó los ojos del anuncio que emitía la televisión.
-Vale, nos vemos.
Me dirigí hacia la puerta directamente la abrí, y me fui hacia mi coche, oí como Bella me seguía.
-¿Te quedarás? -me preguntó, sin esperanza en la voz.
-Esta noche, no.- jamás le había respondido eso, pero le respondí con algo de frialdad. Me metí en el coche y me fui sin darle un beso, o una despedida, esto era demasiado duro.
El día siguiente fue mas frío que el anterior, acompañe a Bella en todas las clases, en silencio. Después de las clases la acompañé a su camioneta.
Pasé la noche en el bosque, pensando, llegué a la conclusión que cuanto antes me fuera seria mejor, mañana debía desparecer pero la cuestión es como lo iba a hacer… porque no es fácil abandonar a la razón de tu existencia.
Finalmente amaneció, un día mas oscuro de lo normal, me dirigí hacia el instituto, esperé a Bella hasta que llegó, tan hermosa, mi ángel.
El día transcurrió parecido al de ayer, acompañe al Bella al aparcamiento, debía de tomar alguna iniciativa para hablar con ella sobre mi marcha:
-¿Te importaría si voy a verte hoy? -le pregunté antes de que llegáramos.
-Claro que no.
-¿Ahora? –pregunté de nuevo mientras le abría la puerta delantera, con un tono insistente.
- Si, claro- Sólo iba a echar una carta para Renée en el buzón de correos que hay de camino. Nos vemos allí.
Miré l grueso sobre del asiento del copiloto. De pronto, m incliné hacia ella y lo cogí.
-Yo lo haré –repuse con calma- aún así llegare antes que tú.
Esbocé una sonrisa torcida, pero mi alegría no llegó a mis ojos.
-De acuerdo –asintió, cerré la puerta y me dirigí hacia mi coche.
Fui a entregar el sobre a la oficina de correo, llegué a casa de Bella pero aún no había nadie, finalmente llegó, me acerque a ella.
-Vamos a dar un paseo –repuse con una voz indiferente a la vez que le tomaba la mano.
Nos adentramos en el bosque y me recosté en un árbol.
-está bien, hablemos-dijo.
Inspiré profundamente, esto iba a ser duro.
-Bella, nos vamos.
-¿Por qué ahora? Otro año...
-ella, ha llegado el momento. De todos modos, ¿cuánto tiempo más podemos quedarnos en Forks? Carlisle apenas puede pasar por un treintañero y actualmente dice que tiene treinta y tres. Por mucho que queramos, pronto tendremos que empezar en otro lugar.- dije para que entendiera mejor.
Se paró a pensar por un momento, luego me miró y le devolví la mirada con frialdad.
-Cuando dices nosotros... —susurró.
-Me refiero a mí y a mi familia.- aclaré.
Sacudió la cabeza de un lado a otro.
-Vale –dijo-. Voy contigo.
-No puedes, Bella. El lugar adonde vamos... no es apropiado para ti.
-El sitio apropiado para mí es aquel en el que tú estés.
-No te convengo, Bella.
-No seas ridículo, Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Mi mundo no es para ti -repuse con tristeza, en todo el rato que llevábamos me repetía a mi mismo “lo siento Bella, yo ye quiero”
-¡Lo que ha ocurrido con Jasper no ha sido nada, Edward, nada!
-Tienes razón -concedí -. Era exactamente lo que se podía esperar.
-¡Lo prometiste! Me prometiste en Phoenix que siempre permanecerías...
-Siempre que fuera bueno para ti - rectifiqué.
-¡No! ¿Esto tiene que ver con mi alma, no? —gritó, furiosa,—. Carlisle me habló de eso y a mí no me importa, Edward. ¡No me importa! Puedes llevarte mi alma, porque no la quiero sin ti, ¡ya es tuya!
Respiré hondo y clavé la mirada al suelo, me estaba derrumbando, cuando me repuse volví a hablar.
-Bella, no quiero que me acompañes – dije mirándole con frialdad.
-¿Tú... no... me quieres? – preguntó confundida.
-No.- mentí pero ella no percataría si mentí o no, al decir esto sentí como si mi corazón se rompiera en pedazos.
Me miró confundida y yo le devolví la mirada sin remordimiento.
-Bien, eso cambia las cosas –debió de creérselo. Intente suavizar un poco la cosa.
Miré a lo lejos, entre los árboles cuando volví a hablar.
-En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasó la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. No soy humano –le miré de nuevo. —. He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho.- admití.
-No- contesto con un hilo de voz- No lo hagas.
Me limité a obsérvala, no quería hacerle daño.
-No me convienes, Bella.
-Si... es eso lo que quieres.
Me limité a asentir una vez, no tenía fuerzas para hablar.
-Me gustaría pedirte un favor, a pesar de todo, si no es demasiado –dije.
Al mirarle su rostro hizo que me derrumbara por un momento, solo me repetía a mi mismo “ lo siento Bella”
-Lo que quieras –prometió.
Luego mi mirada se volvió fría.
-No hagas nada desesperado o estúpido –le pedií con un tono de orden—. ¿Entiendes lo que te digo?
Asintió
—Me refiero a Charlie, por supuesto, te necesita y has de cuidarte por él.- me expliqué.
Asintió de nuevo.
-Lo haré –murmuró.
Me relajé un poco
-Te haré una promesa a cambio —dije. Te garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.
Sonreí con amabilidad.
-No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un auténtico colador. A vosotros, el tiempo os cura todas las heridas.- esperava que no fuera así.
—¿Y tus recuerdos? —le pregunté. Mi voz sonó como si me hubiera atragantado, como si me estuviera asfixiando.
—Bueno, Yo no olvidaré, pero los de mi clase... nos distraemos con suma facilidad.- mentí.
Sonreí una vez mas y me aleje de ella un paso.
-Supongo que eso es todo. No te molestaremos más.- esto fue muy duro.
Al decir la última frase en plural debió de pensar en mi familia.
-No. Los demás se han ido. Yo me he quedado para decirte adiós.
-¿Alice se ha ido? – dijo incrédula.
-Ella quería despedirse, pero la convencí de que una ruptura limpia sería mejor para ti.-admití.
-Adiós, Bella -dije entonces con la misma voz suave, llena de calma.
-¡Espera! —grito mientras intentaba alcanzarme.
Me giré y le cogí los brazos que se dirigían hacia mí.
-Cuídate mucho –le dije mientras le besaba la frente.
Me fui con un ágil movimiento, fui corriendo hasta la casa de Bella, fui a su habitación y cogí el álbum de fotos, retire todas las imágenes en las que aparecía yo, me quedé mirando un de Bella yo, tapé mi cara y besé la de Bella, de haber podido la foto se habría cubierto de mis lágrimas. Guardé las imágenes y mi CD debajo de un tablón de madera.
Finalmente me fui y cogí mi coche, me alejé de Forks.
-“Lo siento Bella, yo te quiero”- me dije a mi mismo entre sollozos- “siento ser un monstruo”
El amor, la vida… todo había terminado.
-¿Qué?- dije con indiferencia.
-¿Estas seguro Edward?- me preguntó Alice con tristeza.
-Si y además a Jasper le encantará.- dije con pena.
-¿De que estáis Hablando? inquirió, Carlisle.
-De que seria mejor que nos fuéramos de Forks, papá-dije mirando a otro lado, no quería que vieran mi cara de dolor al decir esto.
-Y Charlie que dirá de esto, ¿se lo has preguntado ya a Bella?- preguntó a Esme.
Alice movía la cabeza de un lado al otro poniéndose las manos en los ojos, como si fuera a llorar.
-¿Que te pasa Alice?- preguntó Jasper, con ansiedad.
-Si nos vamos, nos iremos sin Bella…- dije evitando no derrumbarme en la tristeza.
-¿Qué?, estas seguro hijo- me preguntó Carlisle.
-Si – dije mirándolos a todos.- es mejor para Bella, si nos vamos ya no estará expuesta a peligros, ya no tendrá que preocuparse por si se hace un rasguño y sangra, podrá hacer una vida normal y sobre todo su alma estará a salvo.
- Desde ese punto de vista te entiendo Edward- me dijo Carlisle.
-Alice y Jasper podrían ir con los Denali, así Jasper podría mejorar su autocontrol por los humanos.
-Respeto tu decisión- Esme tenia un nudo en la garganta no podía ni hablar.
-Cuanto antes partáis mejor- dije.
-¿Qué fácil es decirlo eh?- preguntó Rosalie con rabia.- ahora por culpa de un capricho tuyo deberemos de empezar de nuevo.
-Bella no es un capricho- le respondí con furia.
-No, solamente es una estúpida humana que se ha interpuesto en nuestras vidas para arruinarlas.- me estaba cabreando.
-¡No insultes a Bella!- le gruñí.
De pronto nos habíamos acercado y nuestras caras estaban a menos de 1 centímetro. Carlisle, nos apartó mientras que Emmett tranquilizaba a Rosalie.
-Entiéndelo Rose, imagínate que le pasa algo a Bella por nuestra culpa y nos descubren, ¿Qué pasaría?- Rosalie no contestó.
Subí a mi habitación, me senté en el sofá, mi cabeza estaba entre mis rodillas. La verdad es que no se como iba a poder despedirme de Bella. Pasaron dos horas y yo seguía en la misma postura, Alice entró en mi habitación.
-Edward-dijo con cautela- dentro de un rato nos marcharemos.
-Lo sé – dije sin deshacer mi posición.
-Pero antes de esto, quería hacerte una pregunta- la supe en cuanto la pensó y alcé la mirada para responderle.
-No- le respondí antes de que ella hablara.
-Por favor- me suplicó.
-No- volví a contestar.
-¿Por qué no me dejas despedirme de ella?- me dijo entre sollozos.
-Eso seria peor para ella emocionalmente, mejor es hacerle una despedida limpia.
-No puedo creer que vayas a hacer esto, ¿de verdad vas a renunciar a tu verdadero amor?- la pregunta me dolió.
No le respondí, no tenía fuerza para hacerlo, finalmente Alice se percato de mi estado, me dio un abrazo y salió.
Bajé para despedirme de mi familia, Esme y Alice lloraban.
-Adiós, hijo mío- dijo Esme mientras me daba un beso en la frente.- no tardes en venir con nosotros. Me fui despidiendo de ellos, fueron unas despedidas duras, pero la peor, estaba por llegar.
Amaneció y la casa estaba vacía, solo quedábamos mi coche y yo.
Me dirigí al instituto, hasta que llegó Bella. Me acerqué a su coche y le abrí la puerta.
-¿Qué tal te sientes?- le pregunté.
-Muy bien- no me lo creí.
Anduvimos en silencio; acorté su paso para acompasarlo al suyo. La mañana transcurrió muy despacio. En todo momento me comporte amablemente con Bella pero distante.
-¿Dónde está Alice? -me preguntó con nerviosismo.
No aparté la vista de la barra de cereales que desmenuzaba lentamente entre los dedos mientras le contestaba:
-Está con Jasper.
-¿Y él se encuentra bien?- encima se preocupaba por el.
-Se han marchado una temporada.- le contesté sin mirarle.
-¡¿Qué?! ¿Adonde?
Me encogí de hombros para no darle importancia.
-A ningún lado en especial.
-Y Alice también —dijo con una desesperación resignada.
-Sí, también se ha ido por un tiempo. Intentaba convencerle de que fueran a Denali.
Denali era el lugar donde vivía la otra comunidad de vampiros formada vampiros vegetarianos.
De pronto agachó la cabeza, y se estremeció.
-¿Te molesta el brazo? -le pregunté solícito.
-¿A quién le importa mi estúpido brazo? -murmuró disgustada.
A mi, no le conteste.
Pasamos el día en silencio hasta que ella rompió el silencio.
-¿Vendrás luego, por la noche? -me preguntó mientras caminábamos, en silencio, hasta su coche.
-¿Por la noche?- le pregunté.
-Tengo que trabajar. Cambié mi turno con la señora Newton para poder librar ayer.
-Ah –murmuré
-Vendrás luego, cuando esté en casa, ¿no?- de normal no me preguntaba estas cosas.
-Si quieres que vaya...
-Siempre quiero que vengas- juró.
-De acuerdo, está bien.- contesté con indiferencia.
Le besé en la frente otra vez antes de cerrar la puerta. Y me volví para dirigirme hacia mi coche.
No quise ir a casa así que fui a cazar, era el único método de no pensar en lo que iba a pasar, pasaron las horas y finalmente decidí dirigirme a casa de Bella. Cuando llegué Bella no estaba, pero llamé igualmente a la puerta, Charlie me abrió la puerta.
-Buenas chico- me dijo.
-Hola, señor Swan- le dije amablemente.
-Bella aún no ha llegado pero puedes pasar.- dijo mientras me hacia un gesto para que entrara.
-Gracias.
-Venga, ven al salón.
Nos quedamos viendo un partido de Básquet, bueno yo la verdad es que solo miraba fijamente al televisor, y le respondía a algunos comentarios, finalmente llegó Bella.
-¿Papá? ¿Edward?- preguntó Bella la entrar.
-¡Estoy aquí! -contestó Charlie a voz en grito.
-Hola-dijo débilmente.
-Hola, Bella- contestó Charlie e sin apartar los ojos de la pantalla—. Queda pizza fría. Creo que está todavía en la mesa.
-De acuerdo.
Yo intentaba mostrarme distante de Bella pero finalmente no pude, la miré y le sonreí.
-Ahora voy contigo –luego volví a fijarme en le televisor. Después de unos veinte minutos Bella volvió con su cámara de fotos. Y le tomo una foto a Charlie.
-¿Qué haces, Bella? ´-se quejó Charlie.
-Venga, vamos, ya sabes que mamá pronto estará llamando para saber si estoy usando los regalos. Tengo que ponerme a la tarea antes de herir sus sentimientos.
-Pero ¿por qué me haces fotos a mí? -refunfuñó.
-Es que eres tan guapo... , además, como has sido tú quien me ha comprado la cámara, estás obligado a servirme de tema para las fotos.
-Eh, Edward -dijo con una indiferencia admirable—. Anda, haznos una a mi padre y a mí, juntos.
Me lanzó la cámara sin mirarme a los ojos, creo que se estaba dando cuenta de la situación en que estábamos los dos.
-Tienes que sonreír, Bella –murmuré, como iba a echar de menos su sonrisa, deje de pensar en eso inmediatamente ya que no quería que Bella viera mi rostro de dolor y se asustara.
-Dejadme que os tome una, chicos -sugirió Charlie.
Me puse en pie y le lancé la cámara.
Se colocó a mi lado y la composición me pareció formal y fría. Le puse una mano desganada sobre el hombro y ella me paso el brazo por la cintura con mas firmeza.—Sonríe, Bella —me volvió a recordar Charlie.
-Ya está bien de fotos por esta noche -dijo Charlie entonces; introdujo la cámara en una hendidura que había entre los cojines y luego la tapó con ellos—. No hay que acabar hoy todo el carrete.
Quite mi brazo de los hombros de Bella y me despegué de Bella, luego me senté en le sofá, buff creo que eso fue demasiado frío, yo no era así, pero debía de hacerlo.
Bella me miró incrédula pero yo no le miré, luego ella también se sentó, cuando acabó el programa me levante.
-Será mejor que me marche a casa -dije.
Charlie no apartó los ojos del anuncio que emitía la televisión.
-Vale, nos vemos.
Me dirigí hacia la puerta directamente la abrí, y me fui hacia mi coche, oí como Bella me seguía.
-¿Te quedarás? -me preguntó, sin esperanza en la voz.
-Esta noche, no.- jamás le había respondido eso, pero le respondí con algo de frialdad. Me metí en el coche y me fui sin darle un beso, o una despedida, esto era demasiado duro.
El día siguiente fue mas frío que el anterior, acompañe a Bella en todas las clases, en silencio. Después de las clases la acompañé a su camioneta.
Pasé la noche en el bosque, pensando, llegué a la conclusión que cuanto antes me fuera seria mejor, mañana debía desparecer pero la cuestión es como lo iba a hacer… porque no es fácil abandonar a la razón de tu existencia.
Finalmente amaneció, un día mas oscuro de lo normal, me dirigí hacia el instituto, esperé a Bella hasta que llegó, tan hermosa, mi ángel.
El día transcurrió parecido al de ayer, acompañe al Bella al aparcamiento, debía de tomar alguna iniciativa para hablar con ella sobre mi marcha:
-¿Te importaría si voy a verte hoy? -le pregunté antes de que llegáramos.
-Claro que no.
-¿Ahora? –pregunté de nuevo mientras le abría la puerta delantera, con un tono insistente.
- Si, claro- Sólo iba a echar una carta para Renée en el buzón de correos que hay de camino. Nos vemos allí.
Miré l grueso sobre del asiento del copiloto. De pronto, m incliné hacia ella y lo cogí.
-Yo lo haré –repuse con calma- aún así llegare antes que tú.
Esbocé una sonrisa torcida, pero mi alegría no llegó a mis ojos.
-De acuerdo –asintió, cerré la puerta y me dirigí hacia mi coche.
Fui a entregar el sobre a la oficina de correo, llegué a casa de Bella pero aún no había nadie, finalmente llegó, me acerque a ella.
-Vamos a dar un paseo –repuse con una voz indiferente a la vez que le tomaba la mano.
Nos adentramos en el bosque y me recosté en un árbol.
-está bien, hablemos-dijo.
Inspiré profundamente, esto iba a ser duro.
-Bella, nos vamos.
-¿Por qué ahora? Otro año...
-ella, ha llegado el momento. De todos modos, ¿cuánto tiempo más podemos quedarnos en Forks? Carlisle apenas puede pasar por un treintañero y actualmente dice que tiene treinta y tres. Por mucho que queramos, pronto tendremos que empezar en otro lugar.- dije para que entendiera mejor.
Se paró a pensar por un momento, luego me miró y le devolví la mirada con frialdad.
-Cuando dices nosotros... —susurró.
-Me refiero a mí y a mi familia.- aclaré.
Sacudió la cabeza de un lado a otro.
-Vale –dijo-. Voy contigo.
-No puedes, Bella. El lugar adonde vamos... no es apropiado para ti.
-El sitio apropiado para mí es aquel en el que tú estés.
-No te convengo, Bella.
-No seas ridículo, Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Mi mundo no es para ti -repuse con tristeza, en todo el rato que llevábamos me repetía a mi mismo “lo siento Bella, yo ye quiero”
-¡Lo que ha ocurrido con Jasper no ha sido nada, Edward, nada!
-Tienes razón -concedí -. Era exactamente lo que se podía esperar.
-¡Lo prometiste! Me prometiste en Phoenix que siempre permanecerías...
-Siempre que fuera bueno para ti - rectifiqué.
-¡No! ¿Esto tiene que ver con mi alma, no? —gritó, furiosa,—. Carlisle me habló de eso y a mí no me importa, Edward. ¡No me importa! Puedes llevarte mi alma, porque no la quiero sin ti, ¡ya es tuya!
Respiré hondo y clavé la mirada al suelo, me estaba derrumbando, cuando me repuse volví a hablar.
-Bella, no quiero que me acompañes – dije mirándole con frialdad.
-¿Tú... no... me quieres? – preguntó confundida.
-No.- mentí pero ella no percataría si mentí o no, al decir esto sentí como si mi corazón se rompiera en pedazos.
Me miró confundida y yo le devolví la mirada sin remordimiento.
-Bien, eso cambia las cosas –debió de creérselo. Intente suavizar un poco la cosa.
Miré a lo lejos, entre los árboles cuando volví a hablar.
-En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasó la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. No soy humano –le miré de nuevo. —. He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho.- admití.
-No- contesto con un hilo de voz- No lo hagas.
Me limité a obsérvala, no quería hacerle daño.
-No me convienes, Bella.
-Si... es eso lo que quieres.
Me limité a asentir una vez, no tenía fuerzas para hablar.
-Me gustaría pedirte un favor, a pesar de todo, si no es demasiado –dije.
Al mirarle su rostro hizo que me derrumbara por un momento, solo me repetía a mi mismo “ lo siento Bella”
-Lo que quieras –prometió.
Luego mi mirada se volvió fría.
-No hagas nada desesperado o estúpido –le pedií con un tono de orden—. ¿Entiendes lo que te digo?
Asintió
—Me refiero a Charlie, por supuesto, te necesita y has de cuidarte por él.- me expliqué.
Asintió de nuevo.
-Lo haré –murmuró.
Me relajé un poco
-Te haré una promesa a cambio —dije. Te garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.
Sonreí con amabilidad.
-No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un auténtico colador. A vosotros, el tiempo os cura todas las heridas.- esperava que no fuera así.
—¿Y tus recuerdos? —le pregunté. Mi voz sonó como si me hubiera atragantado, como si me estuviera asfixiando.
—Bueno, Yo no olvidaré, pero los de mi clase... nos distraemos con suma facilidad.- mentí.
Sonreí una vez mas y me aleje de ella un paso.
-Supongo que eso es todo. No te molestaremos más.- esto fue muy duro.
Al decir la última frase en plural debió de pensar en mi familia.
-No. Los demás se han ido. Yo me he quedado para decirte adiós.
-¿Alice se ha ido? – dijo incrédula.
-Ella quería despedirse, pero la convencí de que una ruptura limpia sería mejor para ti.-admití.
-Adiós, Bella -dije entonces con la misma voz suave, llena de calma.
-¡Espera! —grito mientras intentaba alcanzarme.
Me giré y le cogí los brazos que se dirigían hacia mí.
-Cuídate mucho –le dije mientras le besaba la frente.
Me fui con un ágil movimiento, fui corriendo hasta la casa de Bella, fui a su habitación y cogí el álbum de fotos, retire todas las imágenes en las que aparecía yo, me quedé mirando un de Bella yo, tapé mi cara y besé la de Bella, de haber podido la foto se habría cubierto de mis lágrimas. Guardé las imágenes y mi CD debajo de un tablón de madera.
Finalmente me fui y cogí mi coche, me alejé de Forks.
-“Lo siento Bella, yo te quiero”- me dije a mi mismo entre sollozos- “siento ser un monstruo”
El amor, la vida… todo había terminado.
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